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domingo, 29 de noviembre de 2009

Análisis Literario

INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER (argumento)

Pienso en Tomás desde hace años, pero no había logrado verlo con claridad hasta que (1)me lo iluminó esta reflexión. Lo vi de pie junto a la ventana de su piso, mirando a través del patio hacia la pared del edificio de enfrente, sin saber qué debe hacer.
Se encontró por primera vez a Teresa hace unas tres semanas en una pequeña ciudad checa. Pasaron juntos apenas una hora. Lo acompañó a la estación y esperó junto a él hasta que tomó el tren.
Diez días más tarde vino a verle a Praga. Por la noche le dio fiebre y se quedó toda una semana con gripe en su casa,
(2)Sintió entonces un inexplicable amor por una chica casi desconocida; le pareció un niño al que alguien hubiera colocado en un cesto untado con pez y lo hubiera mandado río abajo para que Tomás lo recogiese a la orilla de su cama.
Teresa se quedó en su casa una semana, hasta que sanó, y luego regresó a su ciudad, a unos doscientos kilómetros de Praga. Y entonces llegó ese momento del que he hablado y que me parece la llave para entrar en la vida de Tomás: está junto a la ventana, mira a través del patio hacia la pared del edificio de enfrente y piensa:
(3)¿Debe invitarla a venir a Praga? Le daba miedo semejante responsabilidad. Si la invitase ahora, vendría junto a él a ofrecerle toda su vida.
¿O ya no debe dar señales de vida? Eso significa que Teresa seguiría siendo camarera en un restaurante de una ciudad perdida y que él ya no la vería nunca más.
(4)¿Quería que ella viniera a verle, o no quería? Miraba a través del patio hacia la pared de enfrente y buscaba una respuesta.
Se acordaba una y otra vez de cuando estaba acostada en su cama: no le recordaba a nadie de su vida anterior. No era ni una amante ni una esposa. Era un niño al que había sacado de un cesto untado de pez y había colocado en la orilla de su cama. Ella se durmió. Él se arrodilló a su lado. Su respiración afiebrada se aceleró y se oyó un débil gemido. Apretó su cara contra la de ella y le susurró mientras dormía palabras tranquilizadoras. Al cabo de un rato sintió que su respiración se serenaba y que la cara de ella ascendía instintivamente hacia la suya. Y en ese momento se imaginó que ella llevaba muchos años en su casa y que se estaba muriendo. De pronto tuvo la clara sensación de que no podía sobrevivir a la muerte de ella.
Conmovido por esa imagen hundió ese momento la cara en la almohada junto a la cabeza de ella y permaneció así durante mucho tiempo.
Ahora estaba junto a la ventana e invocaba ese momento. ¿Qué podías ser sino el amor que había llegado de ese modo para que él lo reconociese?
Pero ¿era amor? La sensación de que quería morir junto a ella era evidentemente desproporcionada: ¡era la segunda vez que la veía en la vida! ¿No se trataba más bien de la histeria de un hombre que en lo más profundo de su alma ha tomado conciencia de su incapacidad de amar y que por eso mismo empieza a fingir amor ante sí mismo? ¡Y su subconsciente era tan cobarde que había elegido para esa comedia precisamente a una pobre camarera de una ciudad perdida, que no tenía prácticamente la menor posibilidad de entrar a formar parte de su vida!
Miraba a través del patio la sucia pared y se daba cuenta de que (4)no sabía si se trataba de histeria o de amor.
Y le dio pena que, en una situación como aquella, en la que un hombre de verdad sería capaz de tomar inmediatamente una decisión , él dudase, privando así de su significado al momento más hermoso que había vivido jamás (estaba arrodillado junto a su cama y pensaba que no podría sobrevivir a su muerte).
Se enfadó consigo mismo, pero luego se le ocurrió que en realidad era bastante natural que no supiera qué quería:
El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive sólo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores.
¿Es mejor estar con Teresa o quedarse solo?
No existe posibilidad alguna de comprobar cuál de las decisiones es la mejor, porque no existe comparación alguna. (1)El hombre vive todo a la primera y sin preparación. Como si un actor representase su obra sin ningún tipo de ensayo. Pero ¿qué valor puede tener la vida si el primer ensayo para vivir es ya la vida misma?
Por eso la vida parece un boceto. Pero ni siquiera un boceto es la palabra precisa , porque un boceto es siempre un borrador de algo, la preparación para un cuadro, mientras que el boceto que es nuestra vida es un boceto para nada, un borrador sin cuadro.
“Einmal ist Keinmal”, repite Tomás para sí el proverbio alemán. Lo que sólo ocurre una vez es como si no ocurriera nunca. Si el hombre sólo pudiera vivir una vida, es como si no viviera en absoluto.


Estilo

  • sintetiza profundas ideas filosóficas con historias de amor e imágenes de la vida cotidiana de los seres humanos.

  • Los personajes de Kundera se han identificado explícitamente como producto de su propia imaginación.

  • Lo físico no es escencial para la comprensión del personaje .

  • El comunismo y la política de su país son esenciales para el contenido de sus novelas.

  • Estilo irónico, satírico, pesimista, y erótico.

  • sus obras son constantemente analizadas desde el punto de vista filosófico.






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